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Sólo quisiera agradecer a mi tiempo libre la capacidad de aburrirme lo suficiente como para mantener éste blog.

1 jun 2011

Y otra .-.

Y allí estaba yo, rodeado de tres monstruosos trolls, ¡y los tres discutiendo entre ellos sobre cómo nos iban a cocinar!
La verdad es que suele ser una situación espantosa ésa en la que adelantas sin querer a The Punisher y te persigue para castigarte y vengar el agravio, en serio.

La cuestión es que hoy ha llovido y me he mojado(lógico, ¿verdad?)

Y bueno, me aburro y no sé qué contar (para variar).

Recuerdo una vez que estaba sentado a la orilla del mar, era una tarde cualquiera, hacía un tiempo espléndido y de pronto oí el retumbar como de truenos enlatados. No sabía dónde meterme, así que corrí hacia la colina más cercana e intenté vislumbrar algo en la lejanía. De ésta manera pude ver la columna de humo, negro como las almas de quienes lo habían provocado, que ascendía desde mi desdichado poblado. Y entonces lo vi, un majestuoso y oscuro galeón atracado cerca del muelle, donde le permitió su calado, y del que habían salido varios botes cargados de rufianes y demás indeseables. Llamadme cobarde, pero no pude hacer sino acercarme con sigilo y acercarme al buque sin llamar la atención.
No podríais creer lo que vi una vez allí. Cañones y más cañones disparados por nadie, así es: nadie.
La incredulidad me llevó a salir de mi escondrijo y entonces oí que alguien daba la alarma a bordo. Y decir que corrí sería minimizar los hechos, huí trepando por la jarcia más cercana y no me atreví a mirar abajo hasta que llegué a la cofa. Y nadie me perseguía, empecé a ponerme realmente nervioso, ¿cuántas veces un navío vacío ataca a tu poblado y al subir en él "nadie" da la voz de alarma? Bajé con cautela e intentando ocultarme lo máximo posible, y alguien me cogió por el hombro y me sacudió, y me preguntó:
-¿Quién se supone que eres y por qué no debo arrojarte por la borda?
Más que una amenaza me pareció una ocasión de despistar y huir hacia los montes, o a donde fuera. Pero cuando me recobré vi que no había nadie. Entonces sentí que algo estaba atado a mi pie y empezaron a tirar de mí, lógicamente me resistí. Aquello fue completamente inútil, acabé colgado de un pie en lo alto, muy por encima de cubierta, y con el peligro constante de que me quedara enrollado en algo y no pudiera bajarme de ahí.
Estuve allí colgado intentando desasirme del cabo que me oprimía fuertemente el tobillo durante mucho rato, me atrevería a decir que quizás una o dos horas, hasta que conseguí aclararme las ideas y ver que lo que debía hacer era volver a tener la cabeza por encima de los pies. Así que me dispuse a ello, intenté oscilar hacia el mástil más cercano. Fue duro, pero lo logré, y conseguí agarrarme al mástil y trepar hasta que el cabo dejara de cortarme la circulación de un pie que parecía no responder a la llamada de la vida. Con esfuerzo y paciencia conseguí desatarme y trepar lo que quedaba de mástil hasta la cofa), así que lo abracé, me sentí relativamente a salvo y, del agotamiento de la huida, me quedé dormido.

Resulta increíble la poca atención que prestan los vándalos a sus prisioneros, se ve que no deben estar acostumbrados a tratar con ellos. Me quedé en la cofa durante horas y horas, cuando me desperté aún seguía ahí, abrazado al mástil en la cofa, ni siquiera habían subido a otear el horizonte, o no me habían visto, pero no lo creo. Cuando observé mi alrededor sólo se veía mar, en todas direcciones, salvo una. Pude vislumbrar a lo lejos, por el este, un pedazo de lo que parecía ser tierra, lástima que no fuera a donde nos dirigíamos, y supuse que así se veía mi calcinado y probablemente desierto hogar desde la lejanía. Pero tenía cosas más urgentes en las que pensar: ¿Cómo iba a hacerlo para bajar de la cofa sin ser visto? ¿Quiénes eran? ¿Por qué no los había visto la noche anterior? ¿Qué había para desayunar? En ése momento me di cuenta de que no había comido desde la mañana del día anterior, ¡qué hambre! Pero decidí quedarme a observar desde la cofa a ver si podía distinguir algo que me indicara que no era un completo suicidio bajar, y recibí un golpe en la cabeza por detrás, oí unas carcajadas y perdí el sentido.

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