Otro clavo en el ataúd

Qué bien, ya se acaba, otro año más, otro clavo más en el ataúd, dirían algunos, en los que me incluyo.

Este año del Señor 2013 ha sido muy fructífero, se han desvelado falsos amigos y verdaderos bastardos, he descubierto que estaba menos lejos de amar que lo que creía, y justo cuando me di cuenta, como por arte de magia, aquél ser amado, esa muchacha de ojos gris verdoso, con su pelo suave y fino y su sonrisa que me cautivaba cada vez que la veía, que me abrazó, me abandonó como a un calcetín roto, como un pañuelo mal usado.

Ha sido un buen regalo, me vale para suplir el de "Papá Noel" y el de los "Reyes Magos" durante varios años.

Espero que seas feliz, sabes que te amo.

Y sobre todo espero que madures, mucho y pronto, jamás pensé que pudieras ser tan infantil y mezquina, me sorprendió lo bien que mentiste y sigues mintiendo, y me sorprendió casi tanto el orgullo que tienes, esa necesidad de mantenerte en tus trece, aunque sepa que es mentira, aunque me estés diciendo que el césped es rojo y amarillo cuando yo estoy viendo claramente que es verde, en tonos, pero verde.

En fin, seguramente no lo leerás, así que dejaré de quejarme.

Feliz año nuevo a todo el mundo, menos a S.; a quién deseo la peor de las muertes en un corto plazo (entiéndase por menos de seis meses), y a A.; a quién deseo que se de de una vez el batacazo con la realidad, madure de una vez, entienda que la amo y, aunque no vaya a volver conmigo, empiece a comportarse como la persona adulta que yo creía que era.

Buenas noches, aún es pronto, tal vez me cuelgue de un olivo, tal vez componga un soneto, o tal vez no haga nada más que intentar ahogar las penas en alcohol, intentando ahogarme yo mismo después.

Feliz paño, digo ano, digo año nuevo, misma mierda con otro nombre.

Salu3

Viernes ya?

Parece ser que sí, ya es viernes, qué bien, ¿verdad?

Si me dijeran que han pasado seis años, me lo creería.
Recuerdo los días de felicidad, de risas y abrazos, de besos y caricias bajo las sábanas. Lo recuerdo todo, los paseos, las cenas, las películas en el cine, episodios de programas vistos a través de una pequeña pantalla de ordenador, vídeos, fotos, tonterías, risas...

Lo recuerdo todo como si hubieran pasado siglos, como si hace mucho que ni siquiera siguiera vivo. Ni siquiera puedo tomarme un café sin pensarlo, no puedo ni dormir. Llevo tiempo sintiendo que mi cuerpo muere a cada instante que pasa, aceleradamente, como si de golpe fuera a dejar de funcionar.

Me siento como un anciano que recuerda los felices años de juventud. Como un decrépito viejo a las puertas de la muerte.

Y todo te lo debo a ti, mi vida, llena de mentiras y engaños, o más bien desengaños. Ojalá pudiera salir de este lugar pero la sensación de cornamenta me lo impide. Me levanto de madrugada soñando contigo, en otros brazos. Mi cuerpo se pudre de angustia y desesperación a cada instante que pasa, ya no duermo, no como, no río, ni tan solo lloro, ojalá pudiera...


No recuerdo la última vez que me sentí vivo. Lo que sí recuerdo es que fue contigo.

Adelante?

-Cállate, niño. Deja de llorar como una nena, ahora es tiempo de luchar por nuestras vidas y nuestro futuro. Si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará, ¿has entendido?

-Pero no tengo fuerzas, no tengo ánimo para nada, es como si no tuviera álma.

-Pues recupérala como sea, pues debes luchar y seguir adelante. La historia la escriben los supervivientes.