...

Sólo quisiera agradecer a mi tiempo libre la capacidad de aburrirme lo suficiente como para mantener éste blog.

21 feb 2013

Más cosas

Bueno, después de tanto tiempo asumo que ya nadie se acuerda de que esto existe, así que puedo publicar un recuerdo de mi niñez que tenía muy enterrado. La verdad es que no lo recuerdo muy claramente, pero haré lo que pueda.

Es algo corto, no fue un gran evento, ni nada por el estilo. Ahí va:

No recuerdo exactamente el año que era, sé que celebrábamos el cumpleaños de un amigo y compañero de clase, estábamos aún en primaria, quizás en 4º curso, no lo recuerdo bien.
Habíamos ido con otros amigos y familiares suyos a un parque de Ciutat a hacer una comida de cumpleaños, como suele ser habitual. Había comida, bebida, se le entregaron los regalos, los padres se quedaron contándose su vida y los niños jugábamos en el parque, era bastante grande y fue divertido (o eso creo recordar). El tema es que me cuestiono mi integridad mental como persona al recordar un hecho concreto.
Había una apisonadora bastante antigua colocada en algún lugar del parque a modo de escultura o lo que sea, simplemente estaba ahí, oxidada, inmensa y sin funcionar en absoluto. Nos subíamos por ella jugando niños y niñas, nos lo pasábamos genial, lo recuerdo perfectamente, aunque no recuerdo el juego en sí, quizás el escondite. La cosa es que en un momento dado yo estaba donde irían los mandos (había un par de palancas y un volante muy duro que me era imposible girar, las palancas estaban atrancadas y todo estaba oxidadísimo, y en mi cerebro ocurrió algo, algo que me pareció muy real. Prácticamente fue como si en alguna realidad paralela hubiera ocurrido y simplemente mi otro yo estuviera ligado mentalmente con mi yo 'real'. Recuerdo perfectamente que, mientras los críos se metían debajo de las planchas que cubrían el vano motor, que había sido extraído (se escondían ahí, había sitio para dos o tres), se escondían debajo del propio vehículo y trepaban por los rodillos de acero que se usan para aplanar el suelo. Justo en ese momento experimenté cómo arrancaba la máquina, moliendo vivos a los que pasaban por debajo y por los rodillos, machacando el motor a los que se habían colado debajo del capó, dejándolo todo cubierto de sangre y pequeños trocitos de lo que eran mis compañeros de clase y amigos.
Simplemente yo experimenté eso en medio segundo, ni siquiera creo que durara un sólo parpadeo. Pero se quedó grabado en mi memoria, jamás se lo conté a nadie, simplemente lo ignoré como producto de mi imaginación. Observé aquello y lo sigo recordando sin saber cómo reaccionar, ni siquiera siento lástima, cada vez que me acuerdo me quedo mirando la escena sin mediar palabra ni expresión. Como que me da igual.

No me considero una persona a la que le de igual que alguien sea triturado delante de él, y mucho menos un amigo y compañero cercano, ya ni hablemos de varios.

Ahora que cada cual saque su conclusión, que me importará un pimiento, pero es libre de tenerla y expresarla. No soy el que va a obligar a nadie a estarse callado, seguramente soy el que menos debería tener permitido hablar.

Y buenas noches, comentarios y críticas constructivas (tanto positivas como negativas) serán bien recibidos. Que me los tome en serio ya es otra cosa ^^

Salutres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Cuéntame lo que quieras! :D